En “Cero en conducta” trabajamos para generar instancias y abrir espacios que nos permitan ser un puente para que el arte del cine entre en la vida de los estudiantes, desde una postura exploratoria y reflexiva
Nos proponemos diseñar una metodología que pueda poner en contacto a los estudiantes con el arte del cine mediante nuestro propio aprendizaje realizando talleres en escuelas, con profesores y con estudiantes de pedagogía. Igualmente, levantamos encuentros, seminarios y simposios con actores nacionales e internacionales que nos permitan ampliar nuestra mirada.
Para ello, nos guiamos con las ideas y experiencias de Alain Bergala (“La hipótesis del cine, pequeño tratado sobre la transmisión del cine en la escuela y fuera de ella”); Cezar Migliorin (“Pedagogía del lío: cine, educación y política”); Adriana Fresquet (“Cine y educación: la potencia del gesto creativo”); Jacques Rancière (“El maestro ignorante”) y Alicia Vega (“Taller de cine para niños”).
El buen cine opera de modos ocultos. Intentar entenderlo, explicarlo, enseñarlo, nos puede llevar a un peligroso reduccionismo. Entonces, ¿cómo enseñar cine, más allá de los roles del oficio, del “lenguaje cinematográfico”? ¿Qué es lo que tradicionalmente se enseña del cine, pero que no alcanza para dar cuenta siquiera de la superficie?
La galaxia del cine es tan vasta y las maneras de entrar en ella son tantas. Quizás lo más sensato sea ambicionar solo a despertar el genuino interés y la motivación para que los estudiantes quieran explorar su propio camino en este arte.