C´zar Migliorin en II Encuentro el Cine es Escuela: “Hay una dimensión política en sentir con más amplitud”

Durante cuatros días, más de cien docentes, talleristas y gestores interesados y comprometidos con llevar el cine a la escuela, se reunieron en torno al II Encuentro El Cine es Escuela: Cine, educación y política, organizado por Cero en Conducta del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, que en esta edición contó con la presencia de Cézar Migliorin, cineasta y activista brasileño, responsable del proyecto Inventar con la diferencia.

La primera jornada, tuvo lugar en la Cineteca Nacional de Chile, donde se dió inicio a la segunda versión de este Encuentro, con la charla magistral “Una experiencia de cine y cuidado en la escuela” a cargo del invitado internacional. En la exposición Migliorin compartió con una sala colmada de asistente parte de su experiencia en el trabajo con la imagen y el cine en el contexto de más de 200 escuelas en Brasil. La jornada continuó con la presentación del libro “Pedagogía del lío”, a cargo de Beatriz González Fulle, del Ministerio de Educación, Catalina Donoso y Ernesto Águila, académicos de la Universidad de Chile y Marisol Vera, directora de Cuarto Propio, casa editorial de la publicación.

El martes dos de octubre se dio inicio a los talleres para cine educadores y profesores que fueron parte de esta versión, donde convergieron gestores, talleristas, profesores y representantes de diferentes iniciativas que hoy están impulsando proyectos relacionados al trabajo con cine para niños, niñas y jóvenes. Organizaciones como Ojo de Pescado, Aquí nos Vemos, Cecrea, Escuela al Cine, Gaticine, Feciso, Educarchile, Mafi, Latinbeat, Área de educación del Cine Arte Normandie, Ojo de Pescado, Acciona, Otra forma de mirar, Trafkintu, Crea tu película -entre otras- provenientes de distintas regiones de Chile, tuvieron la oportunidad de conocer en profundidad el planteamiento y algunas de las metodologías aplicadas por Cezar Migliorin y su equipo en Brasil.

Una de las ideas más relevantes que se expuso, enfatizó en la necesidad de salir de la centralidad del texto y el guión a la hora de intentar llevar el cine a los estudiantes, con el fin de hacer del encuentro con la imagen una experiencia singular, y no ligada a la escritura, al ser este un recurso pedagógico demasiado arraigado en la transmisión de conocimiento. Esto no permitiría una necesaria alteración de las jerarquías, cuestión indispensable para abrir la posibilidad de una experiencia sensible a través del trabajo con imágenes y sus potencialidades.

Pensar el arte del cine como una herramienta clave en una educación basada en los derechos humanos, es una invitación a despertar la sensibilidad a través de dispositivos estéticos, que al no operar en el orden del discurso, tienen la capacidad de conmovernos, más allá de nuestra voluntad, lo que puede resultar clave a la hora de intentar roer los prejuicios y enfrentarnos al “sin fondo de la diferencia”. “Hay una dimensión política en sentir con más amplitud”, enfatizó Migliorin, cuya propuesta central propone una “idea de cine y política, atravesada por una idea de sensibilidad”.

Otra de las propuestas centrales de estos talleres, que se desarrollaron durante tres días en el Auditorio Jorge Müller del ICEI, fue el trabajo a través de dispositivos sencillos, pero detonadores de infinitas reflexiones y descubrimientos, y que parten del trabajo directo con la imagen, ya sea a través de fotografías fijas o videos. Uno de ellos fue experimentado por los asistentes, quienes tuvieron la tarea de tomar tres fotografías que tuviesen una relación de montaje. La imágenes fueron proyectadas y comentadas sin considerar la autoría. Talleristas y profesores, fueron testigos de todo lo que es posible conseguir en términos lúdicos, didácticos y reflexivos, con un ejercicio extremadamente sencillo de desarrollar. Una incitación a despertar el ojo, pensar con la retina, estimular la imaginación y la dimensión política de la mirada.

 Tres experiencias singulares

“Uno siempre tiene que estar dispuesto a aprender, nunca deja de aprender y cualquier instancia, sobre todo en artes visuales, que está bien relegado, que hay pocas iniciativas desde el Ministerio hacia nosotros. Siempre se preocupan de lenguaje y matemáticas y o historia, pero no de las artes visuales, entonces todo lo que sea de artes visuales que dictan, yo trato de aprovecharlo. Destaco el hecho que den ejemplos de cómo puedes llegar a los niños a través de las imágenes. Uno por lo general es muy estructurada, se rige por la planificación. La rúbricas amarran demasiado y lo que propone este profesor ( Cezar Migliorin) es que no hay que amarrar tanto. Con la tarea que nos dieron, de las tres fotografías y el tema del desvío, yo inmediatamente me fui al tema, y él nos explicó que no era esa la intención. Entonces aprendí que hay que darle más libertad a los alumnos para que se expresen, sin acorralarlos con una rúbrica o una lista de cotejos, que es algo que nos obligan a nosotros a tener».

Judhit Opazo, profesora de artes visuales.

«Fue mucha gente diferente, de muchos lugares diferentes, con experiencias en cine muy diferentes, pero todos muy interesados en esta relación de cine educación y esta relación que Cero en conducta propone. Estoy muy contento de poder estar cerca de lo que hacen acá, creo que es muy fuerte, con mucha gente movilizada, fueron días de aprendizaje para mí. Delante de algo nuevo muchos son resistentes, pero aquí no, hubo una apertura a lo que proponíamos, mucho calor.

La idea principal de todo esto es que es posible hacer cine en la escuela, es posible una experiencia singular en la producción de imágenes, esa experiencia singular es porque el cine tiene características que nos permiten entrar en contacto con la realidad, con el otro, en una doble vía: la idea de que cuando estamos con una cámara, con el sonido, hay algo que nos llega, recibimos la realidad, pero al mismo tiempo estamos creando con la realidad. Creo que eso en la escuela es algo muy fuerte».

Cézar Migliorin, profesor invitado.

Acá hay una propuesta didáctica de trabajo, que tiene que ver con los dispositivos que se proponen y con las premisas propuestas para trabajar esos dispositivos. Dos lineas que te permiten pensar en mejorar trabajo hecho con los chicos en el taller.

Las premisas planetean eliminar el discurso, que hay que empezar las grabaciones no pensando en la película, rompen con la lógica de tener que tener un guión para poder generar un trabajo audiovisual y eso simplifica harto las cosas. Y abre otras dimensiones más porque me ayuda a pensar la proyección del taller. Generalmente yo hago el taller encerrado en la sala que ocupamos de cine, pero quizás integrar los dispositivos nos permita sacar al taller de la escuela, que los ejercicios se realicen en espacios más públicos, tener un impacto mucho mayor. Generar exposiciones a partir del trabajo con los chicos. Sacar la clase del aula y llevarla al patio de la escuela me parece que es hacia dónde tenemos que ir avanzando”.

Marco Villaroel, profesor de historia y ciencias sociales.